Ley de inclusión financiera versus empleadores y trabajadores domésticos

La realidad pone a prueba nuestros nervios, desde 2008 el  grupo 21 ha funcionado con efectividad, logrando la presentación hasta la fecha de 4 convenios que contemplan las aspiraciones de sus integrantes, en ellos se han plasmado con acierto artículos que permiten que esta relación laboral tan especial se desarrolle sin inconvenientes. Estos años se trabajó mucho por despejar la tarea diaria de elementos impropios, trabajador y empleador buscando sintonía.

Han aparecido nubarrones en el horizonte, la aplicación de la ley de inclusión financiera se ha convertido en una preocupación, es evidente que el desarrollo del trabajo doméstico remunerado va a poner a prueba a sus integrantes. Esta labor tiene reglas definidas por el uso y las costumbres, y todo cambio genera disturbios, no es fácil salir de pronto con modalidades que cambian lo que ya es rutina.

A los integrantes del grupo 21 se nos presentan problemas respecto de la nueva ley dado que una gran proporción de empleadores de trabajadores domésticos son personas adultas mayores, muchas de ellas con costumbres arraigadas y poco propicias a aceptar cambios, que les confunden y molestan.

Por otra parte en servicio doméstico a las empleadas que acuden algunos días a la semana, se le paga cada vez que realiza el trabajo, en muchos casos son más de 8 veces al mes, con los cambios sugeridos ¿cuál sería el costo de esas transacciones? ¿Cómo abrir las cuentas? ¿Se puede lograr que se abandone esa rutina del pago por día?

Hay un problema mayor que es, a nuestro entender el peor Hay mucha gente mayor que tiene servicio doméstico para cubrir un trabajo que ya no puede realizar. Estas personas por lo general no manejan bien internet o un teléfono inteligente con las aplicaciones bancarias para hacer las transferencias por lo tanto tendrían que trasladarse hasta el banco para realizarlas pero si tiene servicio doméstico es porque no pueden desplazarse con facilidad ¿le podemos pedir este sacrificio?

Ante esta dificultad a las empleadas no se les va a poder abonar el salario cada día que realicen su trabajo sino una vez por mes por los  problemas de  sus empleadores. Cambia totalmente la rutina, esto favorece la aparición de inconvenientes.

Haciendo la relación tan complicada nos parece que en vez de tener una solución en servicio doméstico tenemos un problema y tal vez esto haga que la informalidad comience a crecer nuevamente, es una pena porque en los últimos años ha bajado notablemente. Esperamos que estas consideraciones sean tomadas en cuenta por aquellos que están a cargo de crear las leyes y las normativas. Es menester que obtengamos rápida respuesta ante lo planeado.

Estamos recibiendo múltiples expresiones de preocupación por trabajadoras y empleadores que entienden que la imposición de este cambio en la forma de efectuar el pago del sueldo les complica, ven el plazo del próximo 31 de diciembre como una sentencia poco grata. Hasta el momento sabemos que se ha efectuado sin problema el consenso entre las partes, que lo han expresado en forma escrita y les ha permitido seguir con su habitual rutina.

Este Siglo XXI requiere afinar el carácter de las nuevas normas, son  tan vertiginosos los cambios que lo nuevo muchas veces excede nuestra capacidad de asimilarlo. En conclusión no dudamos que desde el MEF, quienes han realizado una tarea de gran nivel en este tema nos lleguen buenas nuevas en cuanto a la cancelación del plazo.